Durante el Principado de Domiciano se llevaron a cabo algunas campañas de consolidación de territorios ya conquistados donde aún había conflictos.
Uno
de estos, es el caso de Britania, donde Cneo Julio Agrícola, gobernador durante
los años 77 y 84, realizó una serie de acciones consiguiendo completar el
sometimiento de la isla; Agrícola alcanzó territorios y combatió a tribus hasta
entonces desconocidas. Fortificó la costa orientada hacia Irlanda.
Posteriormente avanzó por el río Forth, ubicado en Caledonia, y se enfrentó al
ejército caledonio en la Batalla del Monte Graupio. Los romanos vencieron, pero
la mayoría de los caledonios supervivientes huyeron y se escondieron en los
pantanos escoceses siendo quienes evitaron que Agrícola tomara efectivamente
toda la isla.
No
obstante, su gran logro fue su política a la hora de promover la romanización
entre los britanos, a los que enseñó el beneficio de la vida civilizada bajo la
égida de Roma: a fundar ciudades, a construir viviendas y templos; también estableció
un sistema educativo para los hijos de los caudillos que empezaron a aprender
el latín y a llevar toga.
En el año 84 Agrícola fue
reclamado a Roma, según algunos historiadores, ante la envidia que suscitaban
en Domiciano sus éxitos en Britania. La relación entre ambos no está clara pues
al mismo tiempo que a Agrícola se le cubrió de honores (incluyendo una estatua)
no volvió a ejercer ningún cargo público, si bien Domiciano le ofreció la
provincia de África, aunque el general no la aceptó. Agrícola murió en un
exilio encubierto en extrañas circunstancias, bajo la sospecha de que su muerte
pudo haber sido encargada por Domiciano.
Éste por su parte ordenó
que se abandonaran los fuertes de Caledonia, pues estos territorios sólo
suponían pérdidas para el Estado en un momento que debía concentrar todo el
grueso de sus tropas para la peor amenaza que tuvo que afrontar el emperador
durante su Principado: una guerra en Oriente contra el Reino de Dacia.
Desde hacía algunos años
suevos, sármatas y dacios estaban haciendo continuas incursiones sobre los
asentamientos romanos a orillas del Danubio. En una de éstas, los dacios
cruzaron el Danubio y se internaron en la provincia de Mesia, asesinando a su
gobernador, Sabino. El emperador en el año 85 se trasladó a la provincia a la
cabeza de un ejército, al mando del praefectus
Fusco, quien hizo retroceder a los dacios hasta su territorio. Domiciano volvió
a Roma a celebrar su triunfo. No obstante, en el año 86 Fusco fue asesinado en
una expedición en territorio dacio, en la que una legión entera fue aniquilada
y un águila capturada.
Esta situación propició
que el emperador volviera a Mesia ese mismo año. Decidió dividir la provincia
en dos: la alta y la baja Mesia y desplazar a la zona tres nuevas legiones. Los
romanos invadieron de nuevo Dacia bajo el mando de Lucio Tetio Juliano y
derrotaron al rey Decébalo pero esta victoria fue una ilusión pues los dacios
derrotaron a las legiones en
Sarmizegetusa al tiempo que los germanos volvían a dar problemas en la
frontera.
Entonces Domiciano llegó
a un acuerdo con Decébalo en el que se estipulaba el libre acceso de tropas
romanas al territorio de la Dacia a cambio del pago anual de 8 millones de
sestercios, algo que muchos romanos consideraron inadmisible pero que mantuvo
la paz en el territorio durante el Principado del tercer emperador Flavio. Sin
embargo, Decébalo invirtió el dinero romano en la construcción de defensas y
volvió a desafiar a Roma en múltiples ocasiones hasta que en el año 106 fue
definitivamente derrotado por Trajano.