Busto de Vespasiano, Siglo I d.C.
Vespasiano inició un
apoyo institucional a la cultura en general. El exponente más significativo se
encuentra en la creación de cátedras de retórica, una latina y otra griega,
costeadas por el Estado. Es de resaltar que al tercer nivel educativo, sólo
llegaban los hijos de las familias acomodadas, aquellos que desempeñarían
después altos cargos en la Administración.
La cultura de época
Flavia se caracteriza por ser acrítica ante el poder. Sólo entre los filósofos
surgió cierta oposición. Las escuelas de filósofos del Helenismo seguían
teniendo representantes en la capital del Imperio. Vespasiano era amigo
personal de algún filósofo como es el caso del estoico Trasea Peto. Pero
también persiguió a algunos, como a Elvidio Prisco que fue condenado a muerte
por lesa majestad, debido a sus continuos ataques públicos al Principado y su
defensa de la República y de devolver el poder al Senado. Pero éste es un caso
puntual.
Los principales
escritores de época fueron el retórico Quintiliano y el naturalista Plinio el
Viejo.
Monumento a Quintiliano en Calahorra
Marco Fabio Quintiliano, nacido en Calahorra
(Hispania), llegó a Roma de la mano de Galba que fue gobernador de la
Tarraconensis antes que emperador. Vespasiano le confió la primera cátedra
oficial y pública de retórica, remunerada con 100.000 sestercios, que ejerció
durante 20 años. Asimismo, le encomendó la educación de sus nietos por parte de
su hija Domitila. En su Escuela de retórica se formaron Plinio el joven,
Juvenal y quizás también Tácito.
Después de una brillante
carrera de retórico y abogado se retiró en el año 89 para dedicarse a escribir. Su obra maestra es De institutione eloquentiae, que recoge
todos los elementos necesarios en la formación de un orador, poniendo como
modelo supremo a Cicerón.
En los dos libros habla
de la educación elemental y de los métodos para la formación básica en el campo
de la retórica, destacando que es primordial contar desde el principio de la
enseñanza con un buen litterator y un
buen grammaticus, maestros olvidados
en esa época ante la preponderancia del rhetor.
Los siguientes 9 libros están dedicados a los fundamentos y técnicas de la
oratoria. El último libro lo dedica a las cualidades, carácter, ética y
deontología que debe tener el orador (invención, ordenación, expresión,
declamación y memoria). El libro más famoso es el décimo en el que aconseja la
lectura como algo fundamental en la formación de un orador y contiene un
interesante estudio sobre autores griegos y latinos.
La obra tuvo
gran influencia en el Humanismo y el Renacimiento. A pesar de su inspiración en
Cicerón destaca por su gran originalidad y por su estilo brillante. Quintiliano
tiene unas ideas muy actuales. Afirma que la educación favorece a los más
inteligentes pero también a los que no lo son tanto. Añade además, que el
entorno en que se desarrolla el niño es también muy importante para una buena
educación. También fue el impulsor de empezar la educación del niño antes de
los 7 años, edad a la que que empezaba hasta entonces los estudios un romano. Fue
el primer gran defensor de la escuela pública siendo el primero que agrupó a
los alumnos por niveles de conocimientos
Quintiliano ve bien la
competitividad pero siempre que no genere un sentimiento de fracaso en quien no
obtiene los mejores resultados. Asimismo,
valora mucho que se aspire a todo y no sólo a las metas que se pueden alcanzar.
Él ejemplifico esta teoría a la perfección pues llegó a lo más alto siendo un
simple provinciano sólo gracias a su esfuerzo y capacidades.
Gozó de gran prestigio
ya en vida recibiendo la investidura de cónsul de manos del mismísimo emperador
Domiciano. Murió poco antes del asesinato de éste en el año 95.
Grabado de Plinio el Viejo
Gran amigo de
Quintiliano era el científico Cayo Plinio Secundo, más conocido como Plinio el
Viejo, autor de un gran tratado naturalista Naturalis
Historia. Fruto de minuciosos
estudios e investigaciones, sus teorías fueron usadas hasta el siglo XVII
cuando fueron sustituidas por otras basadas en el método científico y el
empirismo modernos. Sus obras fueron muy utilizadas por exploradores
occidentales incluidos Cristóbal Colón y Fernando Magallanes.
Perteneciente a la clase
social de los eques (caballeros), su madre era hija de un senador. Tuvo una brillante carrera militar que inició en
Germania bajo el mando de Corbulón. De esta experiencia escribió una obra De
las Guerras de Germania, hoy desaparecida. A partir del año 69 desempeñó varios
cargos oficiales al servicio de Vespasiano a quien le unía gran amistad, entre ellos
el de procurador romano en la Galia e Hispania en el año 73. Después estuvo en
África para luego volver a Italia y
convertirse en consejero del emperador. También fue nombrado prefecto de la
flota romana en Miseno. En todos los lugares donde vivió recopiló información
sobre las costumbres, agricultura, minería…
Naturalis Historia resume todo el saber de la época desde el punto
de vista del Imperio romano. Dedicó la obra a Tito Flavio Vespasiano, su gran
amigo y señor en el año 77. En ella se recopilan los principales conocimientos
científicos de la antigüedad: botánica, zoología, mineralogía, medicina. Geografía,
cosmología, metalurgia, ornitología y etnografía, mezclando investigaciones
reales con leyendas. En ella ordena la
naturaleza como un grupo coherente en forma de guía. Usa la clasificación del mundo
natural de Aristóteles (animal, vegetal, mineral).
Plinio es seguidor del
estoicismo y su visión de la vida es sombría. Declama contra el lujo y la corrupción
moral. Admirador de los tiempos republicanos, sin embargo ve el poder imperial
necesario para gobernar tan vasto imperio.
Su afán de investigación
fue la causa de su muerte pues se encontraba en Miseno aquel mes de octubre del
año 79 d.C. cuando se produjo la erupción del Vesubio que sepultó varias ciudades
del Golfo de Nápoles. Queriendo observar el fenómeno más de cerca y con la idea
de socorrer a varios amigos partió con su flota hasta Estabia. No pudo sobrevivir
al ímpetu del volcán. Desgarrador el relato de su sobrino Plinio el joven que
se encontraba con él, pero se quedó en Miseno, y refirió las circunstancias de la muerte de
su tío al historiador Tácito en una cartas (Epistulae
VI, 20). Un cráter y un asteroide llevan su nombre, así como en vulcanología se
denomina erupción pliniana a la que libera gases violentamente en una columna
que puede alcanzar muchos metros de altura.
Erupción del Vesubio del año 79
Aunque es largo, aquí
dejo el relato de Plinio el joven, porque me resulta conmovedor.
“Cayo Plinio a Tácito, salud
Me pides que te describa la
muerte de mi tío a fin de que más verazmente se transmita a la posteridad. Te
lo agradezco porque estoy convencido de que, si tú conmemoraras su muerte,
alcanzará gloria inmortal. Porque, aunque haya perecido en la destrucción de
una de las tierras más bellas, con tantos pueblos y ciudades, y aunque aquel
inolvidable acontecimiento le asegure una vida inmortal y aunque él mismo haya
dejado obras permanentes, la eternidad de tus escritos le añadirá eternidad.
Considero felices a los que, por gracia de los dioses, les es dado hacer cosas
dignas de ser escritas o escribir cosas dignas de ser leídas, pero felicísimos
considero a los que cupo hacer ambas cosas. Mi tío se contará en el
número de estos, tanto por sus libros como por los tuyos. Y así gustosamente me
pongo a hacer lo que de mí solicitas.
Estaba en Miseno y mandaba personalmente la escuadra. El noveno día
antes de las Kalendas de septiembre (24 de agosto hoy puesto en duda), casi a la
hora séptima, mi madre le indicó la aparición de una nube de inusitadas
grandeza y forma. Había tomado el sol y se había lavado con agua fresca y luego
había comido un poco, y echado, estudiaba. Se calzó las sandalias y subió a un
sitio desde donde se podía contemplar mejor aquel portento. Aparecía una nube y
los que la miraban desde lejos no sabían desde que montaña salía, pero después
se supo que se trataba del Vesubio. La nube tenía un aspecto y una forma que
recordaba a un pino, más que a ningún otro árbol, porque se elevaba como si se
tratara de un tronco muy largo y se diversificaba en ramas. Creo que ello se
debía a que, al debilitarse la corriente que en un principio la impulsaba, la
nube, sin esta fuerza impulsora o debido a su propio peso, se desvanecía a lo
ancho y tan pronto era blanca como sucia y manchada, según llevara tierra o
ceniza. Como hombre muy sabio, le pareció que aquel portento debía ser visto
desde más cerca. Hizo preparar una nave libúrnica y me permitió ir con él, si
quería, y le contesté que prefería quedarme trabajando, pues me había encargado
que le escribiera ciertas cosas. Cuando salía de casa recibió un mensaje de
Rectina, la mujer de Tasco, la cual le rogaba que le sacara de aquel trance,
pues estaba atemorizada por el inminente peligro, ya que su villa estaba
precisamente debajo de la montaña y sólo le era dado huir con navíos. Cambió de
opinión y se afanó en llevar a término lo que había empezado con intención de
estudio. Se embarca en cuatrirremes con la intención de prestar auxilio no sólo
a Rectina sino a muchos, porque aquel litoral era tan agradable que era muy
frecuentado. Directamente se dirige ahí donde los demás huían, mantiene el
timón en dirección al peligro, y tan ajeno al miedo que tomaba nota de los
movimientos de aquella calamidad y de cuanto se ofrecía ante sus ojos. Cuanto
más se aproximaba, la ceniza caía en las naves cada vez más caliente y más
densa, y también pedruscos y piedras ennegrecidas quemadas y rajadas por el
fuego, al paso que el mar se abría como un vado y las playas se veían obstaculizadas
por los cascotes. Estuvo a punto de volver atrás, pero dijo al piloto, que se
lo aconsejaba: la fortuna favorece a los audaces. Dirígete a la casa de
Pomponiano.
Pomponiano vivía en Estabia, y la mitad del Golfo lo separaba de
nosotros, porque ahí el mar se interna a causa de una curva del litoral. Aunque
por aquella parte el peligro no era tan inminente, por el momento, llevó sus
enseres a las naves, dispuesto a escapar si amainaba el viento contrario. Este
viento fue favorable a mi tío, que llegó, lo abrazó tembloroso y lo consoló y
animó, con la intención de apartar su temor con serenidad. Ordenó que se le preparara
el baño, y después se dirigió a la mesa, donde cenó alegremente o, lo que
todavía es más digno de admiración, fingiendo estar alegre. Mientras tanto en
el Vesubio relucían, en diversos lugares, anchísimas llamas y elevados
incendios, cuyo fulgor y cuya claridad se destacaban en las tinieblas de la noche.
Mi tío, para excusar el miedo, decía que se trataba de hogueras hechas por
campesinos fugitivos o villas abandonadas que ardían. Entonces se fue a dormir
y en verdad que durmió con un sueño profundo, pues sus ronquidos eran oídos por
los que estaban de guardia en la puerta. Pero el patio por el que se llegaba a
la habitación empezó a llenarse de tal modo de ceniza y de pedruscos que si
hubiesen permanecido ahí, no hubieran podido salir. Se despertó y se reunió con
Pomponiano y los demás que habían estado velando. Deliberaron si se quedarían
bajo cubierto o si saldrían al raso, ya que el edificio vacilaba debido a
frecuentes y largos temblores y parecía que sus cimientos se corrían de un lado
para otro. No obstante, si salían a la intemperie, eran de temer las lluvias de
pedruscos, aunque más soportables. Cotejados ambos peligros, se optó por la
segunda solución: en mi tío ello constituyó el triunfo de la razón sobre la
razón, en los demás, el miedo sobre el miedo. Se pusieron almohadas en la
cabeza, sujetas con trapos, única protección contra lo que caía. En otras
partes había amanecido ya; allí seguía una noche más negra y más densa que
todas las noches, sólo rota por antorchas y luces variadas.
Pareció oportuno ir a la playa y ver qué posibilidades existían en el
mar, que estaba desierto y adverso. Allí se echó sobre un lienzo y pidió agua
fresca, y la bebió dos veces. A él le despertó y a los demás les hizo huir el
olor del azufre, precursor de las llamas y éstas llegaron luego. Se levantó
apoyándose en dos siervos, pero cayó en seguida debido, a lo que creo, a que el
vaho caliginoso le tapó la respiración y le cerró el estómago, que tenía muy
delicado y propenso al vómito. Cuando nuevamente se hizo de día -y era el tercero
desde que había dejado de ver- su cuerpo fue hallado intacto y tal como iba
vestido; pero más tenía el aspecto de dormir que de estar muerto.
Acabo, pues, añadiendo únicamente que te lo he contado tal como lo vi,
o tal como oí relatar inmediatamente después de sucedido, es decir, cuando el
recuerdo era reciente. Tú escoge lo que más te convenga, pues no es lo mismo
escribir una carta que una historia, ni dirigirse a un amigo que a todos. Ten
salud. ".
En cuanto a las otras
artes es significativo el gran programa de construcciones que inició Vespasiano
y que continuaron sus hijos Tito y Domiciano, que se convirtieron en el espejo donde se miraba la Dinastía Flavia, y que han legado grandes monumentos a la posteridad,
siendo el más importante el Coliseo.