sábado, 30 de mayo de 2020

La cultura en época de Vespasiano


Busto de Vespasiano, Siglo I d.C.

Vespasiano inició un apoyo institucional a la cultura en general. El exponente más significativo se encuentra en la creación de cátedras de retórica, una latina y otra griega, costeadas por el Estado. Es de resaltar que al tercer nivel educativo, sólo llegaban los hijos de las familias acomodadas, aquellos que desempeñarían después altos cargos en la Administración.
La cultura de época Flavia se caracteriza por ser acrítica ante el poder. Sólo entre los filósofos surgió cierta oposición. Las escuelas de filósofos del Helenismo seguían teniendo representantes en la capital del Imperio. Vespasiano era amigo personal de algún filósofo como es el caso del estoico Trasea Peto. Pero también persiguió a algunos, como a Elvidio Prisco que fue condenado a muerte por lesa majestad, debido a sus continuos ataques públicos al Principado y su defensa de la República y de devolver el poder al Senado. Pero éste es un caso puntual.
Los principales escritores de época fueron el retórico Quintiliano y el naturalista Plinio el Viejo.

Monumento a Quintiliano en Calahorra

 Marco Fabio Quintiliano, nacido en Calahorra (Hispania), llegó a Roma de la mano de Galba que fue gobernador de la Tarraconensis antes que emperador. Vespasiano le confió la primera cátedra oficial y pública de retórica, remunerada con 100.000 sestercios, que ejerció durante 20 años. Asimismo, le encomendó la educación de sus nietos por parte de su hija Domitila. En su Escuela de retórica se formaron Plinio el joven, Juvenal y quizás también Tácito.
Después de una brillante carrera de retórico y abogado se retiró en el año 89 para dedicarse a  escribir. Su obra maestra es De institutione eloquentiae, que recoge todos los elementos necesarios en la formación de un orador, poniendo como modelo supremo a Cicerón.
En los dos libros habla de la educación elemental y de los métodos para la formación básica en el campo de la retórica, destacando que es primordial contar desde el principio de la enseñanza con un buen litterator y un buen grammaticus, maestros olvidados en esa época ante la preponderancia del rhetor. Los siguientes 9 libros están dedicados a los fundamentos y técnicas de la oratoria. El último libro lo dedica a las cualidades, carácter, ética y deontología que debe tener el orador (invención, ordenación, expresión, declamación y memoria). El libro más famoso es el décimo en el que aconseja la lectura como algo fundamental en la formación de un orador y contiene un interesante estudio sobre autores griegos y latinos.
La obra tuvo gran influencia en el Humanismo y el Renacimiento. A pesar de su inspiración en Cicerón destaca por su gran originalidad y por su estilo brillante. Quintiliano tiene unas ideas muy actuales. Afirma que la educación favorece a los más inteligentes pero también a los que no lo son tanto. Añade además, que el entorno en que se desarrolla el niño es también muy importante para una buena educación. También fue el impulsor de empezar la educación del niño antes de los 7 años, edad a la que que empezaba hasta entonces los estudios un romano. Fue el primer gran defensor de la escuela pública siendo el primero que agrupó a los alumnos por niveles de conocimientos
Quintiliano ve bien la competitividad pero siempre que no genere un sentimiento de fracaso en quien no obtiene los mejores resultados. Asimismo, valora mucho que se aspire a todo y no sólo a las metas que se pueden alcanzar. Él ejemplifico esta teoría a la perfección pues llegó a lo más alto siendo un simple provinciano sólo gracias a su esfuerzo y capacidades.
Gozó de gran prestigio ya en vida recibiendo la investidura de cónsul de manos del mismísimo emperador Domiciano. Murió poco antes del asesinato de éste en el año 95.

Grabado de Plinio el Viejo

Gran amigo de Quintiliano era el científico Cayo Plinio Secundo, más conocido como Plinio el Viejo, autor de un gran tratado naturalista Naturalis Historia. Fruto de minuciosos estudios e investigaciones, sus teorías fueron usadas hasta el siglo XVII cuando fueron sustituidas por otras basadas en el método científico y el empirismo modernos. Sus obras fueron muy utilizadas por exploradores occidentales incluidos Cristóbal Colón y Fernando Magallanes.
Perteneciente a la clase social de los eques (caballeros), su madre era hija de un senador. Tuvo una brillante carrera militar que inició en Germania bajo el mando de Corbulón. De esta experiencia escribió una obra De las Guerras de Germania, hoy desaparecida. A partir del año 69 desempeñó varios cargos oficiales al servicio de Vespasiano a quien le unía gran amistad, entre ellos el de procurador romano en la Galia e Hispania en el año 73. Después estuvo en África para luego volver a Italia y convertirse en consejero del emperador. También fue nombrado prefecto de la flota romana en Miseno. En todos los lugares donde vivió recopiló información sobre las costumbres, agricultura, minería…
Naturalis Historia resume todo el saber de la época desde el punto de vista del Imperio romano. Dedicó la obra a Tito Flavio Vespasiano, su gran amigo y señor en el año 77. En ella se recopilan los principales conocimientos científicos de la antigüedad: botánica, zoología, mineralogía, medicina. Geografía, cosmología, metalurgia, ornitología y etnografía, mezclando investigaciones reales con leyendas. En ella ordena la naturaleza como un grupo coherente en forma de guía. Usa la clasificación del mundo natural de Aristóteles (animal, vegetal, mineral).
Plinio es seguidor del estoicismo y su visión de la vida es sombría. Declama contra el lujo y la corrupción moral. Admirador de los tiempos republicanos, sin embargo ve el poder imperial necesario para gobernar tan vasto imperio.
Su afán de investigación fue la causa de su muerte pues se encontraba en Miseno aquel mes de octubre del año 79 d.C. cuando se produjo la erupción del Vesubio que sepultó varias ciudades del Golfo de Nápoles. Queriendo observar el fenómeno más de cerca y con la idea de socorrer a varios amigos partió con su flota hasta Estabia. No pudo sobrevivir al ímpetu del volcán. Desgarrador el relato de su sobrino Plinio el joven que se encontraba con él, pero se quedó en Miseno,  y refirió las circunstancias de la muerte de su tío al historiador Tácito en una cartas (Epistulae VI, 20). Un cráter y un asteroide llevan su nombre, así como en vulcanología se denomina erupción pliniana a la que libera gases violentamente en una columna que puede alcanzar muchos metros de altura.


Erupción del Vesubio del año 79

Aunque es largo, aquí dejo el relato de Plinio el joven, porque me resulta conmovedor.
“Cayo Plinio a Tácito, salud
              Me pides que te describa la muerte de mi tío a fin de que más verazmente se transmita a la posteridad. Te lo agradezco porque estoy convencido de que, si tú conmemoraras su muerte, alcanzará gloria inmortal. Porque, aunque haya perecido en la destrucción de una de las tierras más bellas, con tantos pueblos y ciudades, y aunque aquel inolvidable acontecimiento le asegure una vida inmortal y aunque él mismo haya dejado obras permanentes, la eternidad de tus escritos le añadirá eternidad. Considero felices a los que, por gracia de los dioses, les es dado hacer cosas dignas de ser escritas o escribir cosas dignas de ser leídas, pero felicísimos considero a los que  cupo hacer ambas cosas. Mi tío se contará en el número de estos, tanto por sus libros como por los tuyos. Y así gustosamente me pongo a hacer lo que de mí solicitas.
Estaba en Miseno y mandaba personalmente la escuadra. El noveno día antes de las Kalendas de septiembre (24 de agosto hoy puesto en duda), casi a la hora séptima, mi madre le indicó la aparición de una nube de inusitadas grandeza y forma. Había tomado el sol y se había lavado con agua fresca y luego había comido un poco, y echado, estudiaba. Se calzó las sandalias y subió a un sitio desde donde se podía contemplar mejor aquel portento. Aparecía una nube y los que la miraban desde lejos no sabían desde que montaña salía, pero después se supo que se trataba del Vesubio. La nube tenía un aspecto y una forma que recordaba a un pino, más que a ningún otro árbol, porque se elevaba como si se tratara de un tronco muy largo y se diversificaba en ramas. Creo que ello se debía a que, al debilitarse la corriente que en un principio la impulsaba, la nube, sin esta fuerza impulsora o debido a su propio peso, se desvanecía a lo ancho y tan pronto era blanca como sucia y manchada, según llevara tierra o ceniza. Como hombre muy sabio, le pareció que aquel portento debía ser visto desde más cerca. Hizo preparar una nave libúrnica y me permitió ir con él, si quería, y le contesté que prefería quedarme trabajando, pues me había encargado que le escribiera ciertas cosas. Cuando salía de casa recibió un mensaje de Rectina, la mujer de Tasco, la cual le rogaba que le sacara de aquel trance, pues estaba atemorizada por el inminente peligro, ya que su villa estaba precisamente debajo de la montaña y sólo le era dado huir con navíos. Cambió de opinión y se afanó en llevar a término lo que había empezado con intención de estudio. Se embarca en cuatrirremes con la intención de prestar auxilio no sólo a Rectina sino a muchos, porque aquel litoral era tan agradable que era muy frecuentado. Directamente se dirige ahí donde los demás huían, mantiene el timón en dirección al peligro, y tan ajeno al miedo que tomaba nota de los movimientos de aquella calamidad y de cuanto se ofrecía ante sus ojos. Cuanto más se aproximaba, la ceniza caía en las naves cada vez más caliente y más densa, y también pedruscos y piedras ennegrecidas quemadas y rajadas por el fuego, al paso que el mar se abría como un vado y las playas se veían obstaculizadas por los cascotes. Estuvo a punto de volver atrás, pero dijo al piloto, que se lo aconsejaba: la fortuna favorece a los audaces. Dirígete a la casa de Pomponiano.
Pomponiano vivía en Estabia, y la mitad del Golfo lo separaba de nosotros, porque ahí el mar se interna a causa de una curva del litoral. Aunque por aquella parte el peligro no era tan inminente, por el momento, llevó sus enseres a las naves, dispuesto a escapar si amainaba el viento contrario. Este viento fue favorable a mi tío, que llegó, lo abrazó tembloroso y lo consoló y animó, con la intención de apartar su temor con serenidad. Ordenó que se le preparara el baño, y después se dirigió a la mesa, donde cenó alegremente o, lo que todavía es más digno de admiración, fingiendo estar alegre. Mientras tanto en el Vesubio relucían, en diversos lugares, anchísimas llamas y elevados incendios, cuyo fulgor y cuya claridad se destacaban en las tinieblas de la noche. Mi tío, para excusar el miedo, decía que se trataba de hogueras hechas por campesinos fugitivos o villas abandonadas que ardían. Entonces se fue a dormir y en verdad que durmió con un sueño profundo, pues sus ronquidos eran oídos por los que estaban de guardia en la puerta. Pero el patio por el que se llegaba a la habitación empezó a llenarse de tal modo de ceniza y de pedruscos que si hubiesen permanecido ahí, no hubieran podido salir. Se despertó y se reunió con Pomponiano y los demás que habían estado velando. Deliberaron si se quedarían bajo cubierto o si saldrían al raso, ya que el edificio vacilaba debido a frecuentes y largos temblores y parecía que sus cimientos se corrían de un lado para otro. No obstante, si salían a la intemperie, eran de temer las lluvias de pedruscos, aunque más soportables. Cotejados ambos peligros, se optó por la segunda solución: en mi tío ello constituyó el triunfo de la razón sobre la razón, en los demás, el miedo sobre el miedo. Se pusieron almohadas en la cabeza, sujetas con trapos, única protección contra lo que caía. En otras partes había amanecido ya; allí seguía una noche más negra y más densa que todas las noches, sólo rota por antorchas y luces variadas.
Pareció oportuno ir a la playa y ver qué posibilidades existían en el mar, que estaba desierto y adverso. Allí se echó sobre un lienzo y pidió agua fresca, y la bebió dos veces. A él le despertó y a los demás les hizo huir el olor del azufre, precursor de las llamas y éstas llegaron luego. Se levantó apoyándose en dos siervos, pero cayó en seguida debido, a lo que creo, a que el vaho caliginoso le tapó la respiración y le cerró el estómago, que tenía muy delicado y propenso al vómito. Cuando nuevamente se hizo de día -y era el tercero desde que había dejado de ver- su cuerpo fue hallado intacto y tal como iba vestido; pero más tenía el aspecto de dormir que de estar muerto.
Acabo, pues, añadiendo únicamente que te lo he contado tal como lo vi, o tal como oí relatar inmediatamente después de sucedido, es decir, cuando el recuerdo era reciente. Tú escoge lo que más te convenga, pues no es lo mismo escribir una carta que una historia, ni dirigirse a un amigo que a todos. Ten salud. ".
En cuanto a las otras artes es significativo el gran programa de construcciones que inició Vespasiano y que continuaron sus hijos Tito y Domiciano, que se convirtieron en el espejo donde se miraba la Dinastía Flavia, y que han legado grandes monumentos a la posteridad, siendo el más importante el Coliseo.

martes, 12 de mayo de 2020

Antonia Cenis

“¡Su rostro nunca aparecerá en las monedas!- entonó de pronto el astrólogo con una voz aguda […]. El adivino se tambaleó; Vespasiano puso unas cuantas monedas de cobre en la mano mugrienta que tendió velozmente a pesar del aparente trance. Su vida es dulce, dulce será su muerte. Los huesos ligeros como el carboncillo, el pelo fino…irá con los dioses envuelta en púrpura: el César llora; ha perdido a su dama, el verdadero reverso de su vida.”
La Carrera del Honor, Lindsey Davis, VI

Retrato de una joven poetisa hallado en Pompeya, Siglo I d.C., Nápoles, Museo Arqueológico Nacional

Cenis era una esclava de Antonia la menor, madre de Claudio, conocida también por ser la concubina del emperador Vespasiano. Era la encargada de la correspondencia de su dueña. Según dicen redactó el documento, dictado por Antonia la Menor y dirigido a Tiberio, que supuso la caída de Sejano. Antonia le pidió que por su propia seguridad olvidara el contenido de ese texto a lo que Cenis respondió “Tus instrucciones señora son en vano; porque no sólo recuerdo esto, sino también todo lo que me has dictado, lo llevaré siempre en mi mente, y nunca podrá ser borrado” (Dión Casio. Historia Romana, LXVI, 14, 2). Por su fidelidad fue liberada por Antonia y ejerció gran influencia durante el Principado de Claudio.
De ahí que conociera al entonces general Tito Flavio Vespasiano, convirtiéndose en su amante antes de que él estuviera casado con la madre de sus hijos. Gracias a su posición cercana a los emperadores, Cenis apoyó la carrera política de Vespasiano. Éste no lo olvidó, y cuando enviudó tomó a Cenis de concubina, llevándola con él al Palacio Imperial al ser nombrado emperador “Después de la muerte de su esposa, [Vespasiano] reanudó sus relaciones con su antigua amante, Cenis, liberta y secretaria de Antonia, y la consideró, incluso cuando ya era emperador, casi como su esposa legítima” (Suetonio. Vida del Divino Vespasiano, 3). Aunque nunca se casaron el emperador la tenía en gran estima y se dejaba aconsejar a menudo por ella.


Busto de Vespasiano, Siglo I d.C, Copenhage, New Carleberg Glyptotek

“Señora, sólo hay dos cosas que no puedo hacer. Tú eres una liberta; no se me permite casarme contigo. Por tanto, no puedo hacerte emperatriz. Nunca serás Cenis Augusta; cuando estemos muertos el Senado no te invitará a que te unas conmigo como diosa; ninguno de los dos nos tomamos eso en serio, y sospecho que tampoco los dioses. Pero tú naciste esclava en aquel palacio; ahora lo gobernarás. Tú, que fuiste una vez posesión del César, vivirás como un César por derecho propio. No puedo darte títulos pero, mientras yo viva, Antonia Cenis, Cenis, cariño mío, tendrás el estado, el lugar, la posición, el respeto…Nada de rincones oscuros en los pasillos” (Vespasiano se dirige a Cenis en La Carrera del Honor de Lindsey Davis, XLIII)
Cenis realizaba incluso actividades oficiales en nombre del emperador y llegó a acumular una gran fortuna a través de los regalos recibidos por aquellos que querían acceder al emperador.
“[…] Hago mención de ella [Cenis] a causa de su extrema fidelidad y porque estaba dotada con la más excelente de las memorias. […] Y no sólo me parece una mujer notable por este motivo, sino también porque Vespasiano disfrutaba tan en exceso de ella. Esto le proporcionó la mayor influencia y amasó riquezas indecibles, al punto que se pensó que él logró hacer dinero a través de ella, actuando Cenis como intermediaria. Pues ella recibía grandes sumas de diversas procedencias, a veces vendiendo gobernaciones, a veces procuradurías, generalatos o sacerdocios, y hasta en ocasiones decisiones imperiales. Pues aunque Vespasiano no mató nunca a nadie para hacerse con su dinero, sí que perdonó la vida a muchos de los que se lo entregaron; y mientras que era Cenis la que recibía el dinero, muchos sospechaban que era Vespasiano el que de buena gana le permitía actuar así” (Dión Casio. Historia Romana, LXVI, 14, 3).
¿Qué opinaban los hijos de Vespasiano de esta unión entre su padre y una antigua esclava?. Tito, que según las fuentes era una persona encantadora, mantuvo una relación cordial con Cenis. Por su parte, el hijo menor del emperador, Domiciano, la trató siempre con desprecio, llegando a humillarla en más de una ocasión tendiéndole la mano para que se la besara. “[Domiciano] desde su juventud mostró un carácter extremadamente soberbio, llegando incluso a ser insolente y en no guardar en absoluto el menor comedimiento en sus actos y en sus palabras; y así cuando en cierta ocasión Cenis, la concubina de su padre, a su regreso de Istria le ofreció como tenía por costumbre, su mejilla para que la besara, él le tendió la mano” (Suetonio. Vida de Domiciano, 12, 3)
Roma, no obstante, aceptó a Cenis sin más inconvenientes y con naturalidad.
“Vespasiano recordaba al astrólogo del teatro Balbo que dijo que el rostro de ella nunca aparecería en las moneda […]. Al pensar en todas las acicaladas señoras que aparecía en las monedas (Mesalina con los tiesos rulos amontonados en la enorme y gorda cabeza, […] o peor, Agripina) se alegró. Cenis nunca se vería mezclada con tan desagradable compañía. Además ningún grabador sería capaz de captar su carácter. […]. Sin embargo, el hombre del tenderete lo sabía: ella era el auténtico reverso de su vida” (La Carrera del Honor, Lindsey Davis, XLIII).
En algún momento del año 74, Cenis falleció dejando nuevamente viudo a Vespasiano. Como ella poseía una gran casa en Roma con sus propios esclavos, éstos le dedicaron un epitafio a su muerte en la que la reconocían como Optima Patrona.


Epitafio de Antonia Cenis
Fuente: De Rossignol Benoît - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6418862

Aunque se sabe poco de Cenis, los más importantes historiadores romanos la mencionan, lo que pone de manifiesto lo influyente que debió ser esta mujer, que sobrevivió a cuatro Césares y convivió con un quinto. Un éxito que consiguió gracias a su inteligencia, como deja patente Dión Casio, que destaca su memoria prodigiosa y capacidades. También da fe de su genuina personalidad el hecho de que Antonia la Menor le regalará la libertad. Por su parte, Vespasiano que podía haber tenido a cualquier mujer, volvió con ella, incluso no siendo ya una mujer joven ni especialmente bella (pues nada dicen las fuentes al respecto). Todo esto son vestigios de lo extraordinaria que debió ser Antonia Cenis, mujer que logró destacar en un mundo de hombres no siendo ni siquiera patricia.

jueves, 7 de mayo de 2020

Encuentran la pavimentación original de la Plaza ante el Panteón

Unas obras de mantenimiento en la Piazza della Rotonda, situada delante del Panteón, han sacado a la luz la antigua pavimentación de la plaza de época imperial.


En concreto, los arqueólogos se han encontrado con 7 losetas de mármol travertino de época de Adriano de 80x90 cms cada una y un espesor de 30 cms. En realidad es un redescubrimiento porque ya fueron encontradas y documentadas en la década de los 90. Aún hoy se muestran intactas y protegidas, en un claro ejemplo de cómo Roma preserva su patrimonio, incluso el que se encuentra en el subsuelo.

En época imperial la plaza era mucho más grande que la actual.

El Panteón en época Imperial

Una pequeña parte que falta abre la espiral para poder excavar en profundidad y aprender algo más sobre la historia de la maravillo plaza, aunque probablemente después de estudiar las losas volverán a taparse para devolver su estética actuar al lugar.



sábado, 2 de mayo de 2020

El Foro de la Paz o Foro de Vespasiano


Foro de la Paz. Siglo I d.C. 

Construido por Vespasiano en el año 74 para celebrar el éxito de la guerra judeorromana, es el tercer Foro Imperial en orden cronológico. El hecho de que esta estructura no fuera considerada desde el principio como un Foro es porque no se menciona en fuente alguna que tuviera una función civil. En su época, se conocía simplemente como Templo de la Paz, llamándosele Foro sólo a partir de Constantino I. Fue definido por Plinio el Viejo  como una de las maravillas del mundo.
Edificado junto a los Foros de César y Augusto en el lugar de un antiguo mercado que había ardido en el año 64, la mayor parte de sus restos se encuentran bajo la Vía de los Foros Imperiales.
El anhelo de Vespasiano era entroncar con la idea de Augusto de Pax Romana. Igual que el fundador del Imperio con el Ara Pacis Augustae, el nuevo César tras acabar con las guerras civiles y en el extranjero cerró las puertas del Templo de Jano, plasmando su ideal de paz en este espacio.
El recinto, de forma rectangular, medía 135 x 100 metros. Estaba porticado en tres de sus lados con columnas de mármol rosa africano dominando todo el conjunto el templo. En los laterales también estaban decorados los pórticos con nichos. La zona central servía como jardín donde crecían plantas y arbustos alternando con fuentes y esculturas.


Restos del Foro de la Paz
Fuente: De Jordiferrer - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, 

Una de las salas que se abría a los pórticos alojaba la Forma Urbis Romae, mapa de mármol de la Antigua Roma realizado durante el Principado de Septimio Severo a principios del Siglo III.
El Templo de la Paz, inaugurado por Vespasiano en el año 75, tenía unas dimensiones de 34 x 22 metros. Contaba con una especie de pronaos hexástilo y nave absidial, donde se alojaba la estatua de la diosa de la Paz. Albergaba en su interior la Menoráh o candelabro de siete brazos y parte del botín del Templo de Jerusalén, además de numerosas obras de arte procedentes de la Domus Aurea.
También se ubicaba allí la Biblioteca de la Paz que contenía archivos de la ciudad, planes catastrales y documentos relacionados con trabajos urbanos.
En el año 2015 se restauraron con una gran polémica los restos de columnas que yacían por el suelo del Foro de Vespasiano. El proyecto fue fuertemente criticado por usar para ensamblar las partes hormigón armado, que no existía en época romana.


Columnas restauradas del Foro de la Paz