Tengo que reconocer que
Tiberio nunca ha sido santo de mi devoción, quizás influenciada por la
antipatía que el hijo de Livia despertaba en mi admirado Augusto y en parte, también
guiada por las impresiones de los historiadores antiguos de las que he ido
dejando pinceladas en mis relatos. No obstante, el estudio más pormenorizado
del personaje, aún sin que eso lo coloque entre mis romanos favoritos ni lo
libere de todas sus sombras, ha conseguido inspirarme un inusitado respeto hacia
él y, en ocasiones, incluso cierta compasión.
Actualmente la
historiografía moderna coincide en afirmar que Tiberio fue un emperador
aceptable además de un excelente militar y administrador. Evidentemente,
también era un hombre de una época en la que el bien y el mal se concebían de
forma muy diferente a como los entendemos hoy en día.
A pesar de que nunca
deseó el poder absoluto, asumió sus responsabilidades con Roma al fallecer
Augusto sin descendientes de su sangre. No obstante, Tiberio que siempre había
albergado sentimientos republicanos, quiso devolver la capacidad de decisión al
Senado, hasta el punto de consentir sin represalias que se aprobaran mociones a
las que él mismo era contrario. Sin embargo, los senadores no se fiaban de las
intenciones del emperador, lo que acabo desanimándolo.
Esto, unido a una serie
de circunstancias adversas, tales como los frecuentes enfrentamientos con
Livia, la muerte de su hijo Druso, la traición de Sejano…. contribuyó a que el
emperador desatendiera cada vez más sus obligaciones gubernamentales. Su
excesivo aislamiento en Capri no mejoró su situación sino que al contrario le
granjeó por siempre el odio de un pueblo que se sentía abandonado y, que jamás
le perdonó su supuesta implicación en la muerte de Germánico, aún cuando probablemente
el joven héroe muriera por causas naturales.
Germánico. Siglo I d.C. Copenhage. New Carlsberg Glyptotek
La animadversión del
pueblo aumentó debido a que Tiberio no llevo a cabo grandes juegos ni repartos
de donativos para la plebe, pues todos los historiadores coinciden en decir que
Tiberio había heredado unas arcas del Estado vacías y que saneó la economía
consiguiendo dejar un amplio superávit a su muerte. A pesar de los sentimientos del vulgo, el
emperador tomó muchas medidas para mejorar las condiciones de los más
necesitados, como librar Italia de bandas de ladrones, realizar obras públicas
para desviar ríos y lagos que confluían en el Tíber y así evitar inundaciones, garantizar el abastecimiento regular de la ciudad tomando medidas contra los especuladores
y repartir alimentos. Incluso Tácito revela que Tiberio donó 100 millones
de sestercios para restaurar lo destruido por un incendio en el Aventino en el
año 36. Nuevamente Tácito relata que en una ocasión que hubo escasez de monedas
en circulación Tiberio repartió otros 100 millones de sestercios entre las
bancas para ser devueltos sin intereses en 3 años.
Quizás lo que se critica
también a Tiberio es que fuera excesivamente conservador, pues continuó, entre otras cosas, con la política de Augusto de defender la dignidad de los
órdenes prohibiéndose a los hijos de senadores y caballeros ejercer de
gladiadores o como artistas de teatro, siguió castigando con el exilio el
adulterio de las matronas y emitió leyes contra el lujo y el despilfarro. Su
postura es más radical que la de Augusto en determinados temas como el papel de
la mujer en política, a lo que Tiberio era totalmente contrario, de ahí sus
grandes desavenencias con Livia a la que privó de múltiples honores.
Por otra parte, en lugar
de planificar nuevas conquistas, decidió fortalecer el Imperio mediante la
edificación de defensas, mediante la diplomacia y manteniéndose al margen de
las disputas entre monarcas extranjeros.
Tiberio tampoco se
caracterizó por llevar a cabo grandes obras públicas. Antes de ser emperador
restauró los Templos de la Concordia y Cástor y Pólux en el Foro Romano y ya en
el trono imperial además de agrandar sus grandes villas en Roma, Sperlonga y
Capri construyó un templo a Augusto e inició las tareas de restauración del
Teatro de Pompeyo.
Puente de Tiberio. Siglo I d.C. Rímini
Fuente: http://atenea-nike.webnode.es/historia-de-roma/restos-arqueologicos/italia/rimini-y-el-rubicon/
Fuera de Roma, en su
honor Herodes Antipas puso su nombre a la ciudad de Tiberíades ubicada en la
costa occidental del mar de Galilea y, en Rímini se completó el fantástico
puente iniciado en tiempos de Augusto y que hoy se conoce como Puente de
Tiberio.